Llevas meses e incluso años sin ir a Colombia y sientes que tu país te falta más que nunca. Tanto así que tu comportamiento comienza a dar señales de que a pesar de la distancia, estás más en Colombia que en el lugar en el que vives actualmente:
1. Te da guayabo levantarte y no ver el sol
A pesar de la diversidad de climas en Colombia, es muy raro que pases un día sin ver el sol. Cosa que no sucede en los países nórdicos o en otros lugares donde el otoño parece invierno y los veranos terminan más rápido de lo que se tardan en llegar. En esos días fríos sabes que te tienes que levantar, miras por la ventana y la nostalgia de una atmósfera gris te transporta a los amaneceres en Colombia, con sus rayos de sol dándote los buenos días e indicándote que es hora de levantarse.
2. Llega el domingo, miras el desayuno y te imaginas en su lugar un tamal con chocolate
Aunque disfrutas el descanso dominical y en el país donde vives, también puedes tomarte un rico chocolate, no es igual que el de Colombia y ni hablar de comerte un tamal, ese antojo está bastante lejos de tu alcance.
3. Todo lo que escuchas decir de Colombia te parece tan auténtico… incluido el ruido de los vecinos
Si bien has aprendido a disfrutar de la tranquilidad y de las bondades del país que te ha adoptado, en tu cabeza y en tu corazón, Colombia lo tiene todo: la gastronomía, deportistas y artistas que traspasan fronteras, un premio nobel en literatura, un pueblo echado pa’ delante… cuando vives en el exterior y escuchas decir algo de Colombia en muchos casos te sientes orgulloso, tanto así que hasta el ruido de los vecinos o los vallenatos en los buses intermunicipales, lo asocias con la alegría propia de tu tierra, los corrientazos de 2 o 3 euros te parecen un manjar.
4. Mientras tus amigos hacen planes y viajes increíbles, tu ahorras hasta el último centavo para viajar a Colombia
No puedes menos que dejarte tentar por esas vacaciones soñadas en las que están por embarcarse tus amigos, pero te repites a ti mismo que estás en modo: ahorro, y que no solo debes guardar dinero para ir a Colombia, sino que además no puedes agotar el tiempo de tus vacaciones para irte a otro lugar.
5. Cuentas con impaciencia los meses, los días, las horas que faltan para ir… y vas dejando constancia de ello en Facebook
En cuanto defines la fecha del viaje, por lejana que sea, comienzas a contar en meses, luego en días y finalmente en horas el tiempo que te separa para reencontrarte con los tuyos, es tanta la ansiedad que vas dejando constancia de ello en las redes sociales, y todos tus contactos, desde el minuto cero, saben que vuelves a Colombia.
6. Suspiras viendo las fotos que tu familia y amigos en Colombia publican en sus Redes Sociales
No paras de dar «like» a las fotos de alguna celebración familiar, de comentar las vacaciones de tus amigos en San Andrés, el Tayrona o el eje cafetero. Hasta aquel paseo de olla al que en otro tiempo no le dabas tanta importancia, ahora te resulta el plan más divertido del mundo. Todas esas fotos van robándote uno que otro suspiro y solo les falta algo para que sean perfectas: tú.
7. Estás inapetente y solo te provoca una buena picada, un ajiaco, una arepa o un sancocho en leña
Aunque te gusta la gastronomía del país donde vives, poco a poco esos platos que eran nuevos a tu paladar y que tanto te gustaban han ido perdiendo su encanto. A la pregunta de qué quieres comer, sólo llegan a tu mente las imágenes de esas delicias típicas colombianas: un buen sancocho en leña, una sobrebarriga sudada, una picada acompañada por un refajo, un ajiaco o una arepa de la región que sea.
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8. Ves un anuncio por Internet con una promoción para ir a Colombia y no puedes evitar dar clic para ver de que se trata
Estás navegando por Internet, cuando de repente aparece algún anuncio para volar a Colombia, desde luego no te puedes resistir a dar un clic encima, por más que sepas que por el momento no puedes viajar.
9. Todo lo ves monótono y gris
Por más agradable que sea el país en el que vives, pierdes objetividad y ante tus ojos y cabeza todo es monótono y gris. No te diviertes como los demás cuando sales, no disfrutas la belleza y comodidades del lugar donde vives, las cosas comienzan a resultarte aburridas y lo único que te motiva es pensar que vas a ir a Colombia.
10. Cuando tus amigos colombianos van a la tierrita, les preguntas qué si pueden llevarte en su maleta
Cada vez que te enteras que algún amigo viaja a Colombia te dan unas ganas inmensas de estar en su lugar, no paras de expresarle la suerte que tiene de poder ir, terminas deseándole buen viaje y despidiéndote con la típica pregunta de qué si puede llevarte en su maleta.
11. Cada cosa que ves, escuchas o comes te recuerda a Colombia
Se vuelve casi una obsesión y de alguna manera el universo o los algoritmos de «Google» conspiran para que todo lo que te aparezca tenga relación con Colombia. Desde los anuncios con los tiquetes a un precio increíble para viajar, a la pegadisima «bicicleta» de Shakira y Carlos Vives, o los maracuyás que están en la sesión de alimentos exóticos del supermercado y que cuestan 10 veces más que en Colombia.
12. Tu familia te pregunta constantemente cuando regresas
Se te encoge el corazón cada vez que tu familia te pregunta cuándo vas a visitarlos. A veces les respondes que no sabes, otras les dices que pronto, pero nadie más que tu comprende el esfuerzo financiero que significa en ocasiones ir, sobretodo cuando llegan las fiestas de fin de año y los precios se ponen por las nubes.
13. Tienes un montón de regalos acumulados que has ido comprando para cuando viajes
Frecuentemente cuando visitas las tiendas, encuentras un detallito que le iría perfecto a tu hermana, sobrino, abuelita, etc… y de esa forma vas llenándote de un montón de regalos para cuando vayas a Colombia. Nunca es suficiente y hasta el último día revisas la lista y te das cuenta que aún te faltan cosas por comprar.
14. Todo lo que haces quieres compartirlo con tu familia en Colombia
Ya sea que te vayas a la playa o que pruebes un plato delicioso en un nuevo restaurante, te gustaría tener a tu familia cerca para compartir esa experiencia contigo.
15. Hace tiempos se te acabaron las provisiones de aguardiente, café y demás que trajiste durante tu anterior viaje
Muchas de esas cosas tan fáciles de conseguir en nuestro país como el aguardiente, el café, el arequipe, la panela… son muy apreciadas en el exterior, es por eso que aprovechamos cada viaje para hacernos una pequeña reserva, que visto el peso autorizado en las maletas, termina siendo insignificante para todo lo que tendremos que esperar antes de volver a Colombia. Cuando notamos que ya hace tiempos hemos agotado esa reserva, sentimos que es el momento de volver a nuestro país para aprovisionarnos no solo de esos productos, sino del calor y cariño de nuestra familia.
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16. Darías lo que fuera por tener a los tuyos frente a frente y no solo a través de una pantalla o un teléfono
Las nuevas tecnologías son de gran ayuda y te permiten estar en constante contacto con tu familia, sin embargo hay ocasiones en las que no son suficientes y darías lo que fuera por tener a los tuyos frente a frente y no verte obligado a conformarte con oír su voz al teléfono o verlos en la pantalla de tu computador.
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17. No paras de comparar
Cuando nos marchamos a otro lugar es inevitable caer en todo tipo de comparaciones, pero cuando llevamos un tiempo sin ir a Colombia e inconscientemente las ganas de ir aumentan, se acentúa ese comportamiento. Se compara el programa de televisión, la atención de la vendedora de una tienda, la música que suena en los bares, el jugo de caja con el jugo natural, los precios, etc, etc.
18. Te compras ropa y accesorios y te visualizas usándolos en Colombia
Las botas y el «jersey» que vas a usar llegando a Bogotá, el vestido de baño y las sandalias para el viaje a la Costa, el pantalón y la blusa para el 24 de diciembre o para el reencuentro con los compañeros de universidad. Cuando tienes en mente la fecha de tu viaje, también planificas un montón de momentos y sabes que una vez en Colombia el tiempo pasara tan rápido que es mejor ir preparados.
19. Te gastas una «fortuna», por comer cualquier cosa que te recuerde a Colombia
Intentas compensar la falta que te hace tu país yéndote a algún restaurante de comida latina. Te das gusto pidiendo una apetitosa picada con patacón y papitas criollas, eso si, acompañada de una cerveza Aguila o de cualquier otra marca colombiana, tampoco te cohíbes de comprar un tamal tolimense que algún compatriota tuyo prepara. En Colombia nunca se te pasó por la mente llegar a pagar 8 euros o más (unos 40 mil pesos) por un tamal, antes 3 o 4 euros te parecían una exageración.
20. Cuando ves pasar un avión te imaginas volando a tu país
Finalmente uno de los síntomas más evidentes de que necesitas ir a Colombia, es cuando al mirar al cielo descubres un avión y te imaginas volando a tu tierra.
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Sobrevolando Bogotá
Desafortunadamente no siempre es posible obedecer a ese pronunciado anhelo de volver a Colombia y debes esperar a que tengas el tiempo y el presupuesto, porque a lo mejor estás tan lejos y el billete de avión es tan caro que no te puedes dar el lujo de ir solamente por un par de días.
En cualquier caso, regresar a Colombia y darle un abrazo a los tuyos, se convierte en tu próximo objetivo y aunque tengas que sacrificar mil cosas para lograrlo, sabes que el esfuerzo vale la pena y que por más que intentes evadirlo, el deseo de reencontrarte con tu tierra seguirá latente en tu día a día.
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Volver a Colombia: ¿Una buena decisión?
Hace tantos años que emigré y estaba muy joven y no tuve oportunidad de conocer mi país de verdad, además de que he regresado muy pocas veces. Ahora siento ese anhelo de recorrerlo para ver personalmente esos lugares tan hermosos que solo he visto por internet. Ese es mi sueño, aunque debo confesar que tengo mi corazón dividido entre mi Colombia y el país que me adoptó. No sé si regresaría para vivir permanentemente allí porque nos vamos adaptando a otros estilos de vida y es difícil cambiar eso. Lo que más extraño es el clima. Nunca me voy a acostumbrar al invierno aún después de tanto tiempo.
Pues extraño la tierrita, es verdad, pero pienso que si alguien cumple con varias de esas 20 condiciones, sin importar dónde se encuentra, definitivamente requiere regresar, más que seguir aventurándose, además de aconsejarle una introspección del por qué se motivó a inmigrar. Amo a morir a mi Colombia, y para mi personalmente los domingos son de arepa con chocolate, sin embargo adoro lo que vivo, y las cosas nuevas que experimento, es cómo si estuviera viviendo una segunda vida; en especial, cómo mi cerebro se confunde entre idiomas, cómo conquisto un espacio en estas tierras que fueron alguna vez completamente extrañas, y cómo me convierto en un embajador ante del mundo, de la tierra que me vió nacer… Y eso, realmente no tiene precio. Un saludo fraternal.
Hola Jairo,
Interesante análisis. Es verdad que el estar fuera también es una gran oportunidad y nos genera un enorme aprendizaje :).
Un abrazo
No soy colombiano sino argentino pero suelo sentirme «colombiano por amor o elección», si cabe la expresión!
Amé, amo todo lo referido a Colombia! Luego de más de tres meses en el país aprendí a moverme entre sus colores, sus sabores y sonidos como uno más! Nunca olvido cuando dejé el país, entré en Ecuador y sentía que me faltaba algo hasta que descubrí que faltaba sonido. Me faltaba la música, la alegría del colombiano…
Hoy, a la distancia, en tiempo y kilómetros cuento los días anhelando el momento en que volveré! Es increíble lo que tiene tu país! País dónde podría asentarme aunque aun no puedo decidir que lugar elegiría!
Me re gustó la entrada, me trajo hermosos recuerdos!
Abrazos y que sigan los buenos rumbos!!!
Hola Juan Manuel,
Gracias por tu comentario. Qué bueno que después de haber recorrido la geografía de mi país te hayas quedado con tan buen sabor de boca. Espero puedas regresar pronto y que tengamos la ocasión de conocernos.
Un abrazo